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Celebrando el verano. Casa rural Al Viento del Ocejón

El verano es época de fiestas  en la Sierra Norte de Guadalajara. Los vecinos de cada pueblo celebran el buen tiempo ¡que dura muy poco por estos lares!

Zenaida, emoción en el aire

Zenaida, emoción en el aire

En esta zona de los Pueblos de la Arquitectura Negra, entre Campillejo y Majaelrayo,  desde mediados de julio hasta septiembre van rotando las fiestas hasta en las aldeas más pequeñas como la nuestra, El Espinar.

Aprendiendo Tiro con Arco

Aprendiendo Tiro con Arco

Para poder celebrarlas en cada pueblo es necesario el trabajo y la colaboración de los vecinos, que se multiplican en la estación estival. Son fiestas sencillas y muy hospitalarias donde se ofrecen parrilladas, calderetas, paellas, migas, postres….todo lo que se les ocurra a los vecinos de cada aldea, que son quiénes preparan las comidas y organizan las fiestas.

Degustación de migas

Degustación de migas

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Nunca falta la música hasta la madrugada y los juegos y concursos  para los niños, además de los tradicionales bolos castellanos, una pasión en nuestros pueblos.

Bolos castellanos

Bolos castellanos

En El Espinar, las fiestas se celebran el último fin de semana de julio. Después de un sábado grande, el domingo sigue conservándose la  antigua tradición de que la Rondalla del Ocejón pase por todas las casas echándose unas coplillas, jotas tradicionales….los vecinos van siguiendo en su camino a la Rondalla mientras los anfitriones de las casas ofrecen algo de beber y comer a los cantores y acompañantes.

Rondalla del Ocejón en "Al Viento del Ocejón"

Rondalla del Ocejón en “Al Viento del Ocejón”

Finalmente cantan a la Virgen en el único día del año en que se abre la Iglesia de El Espinar.

Rondalla en el interior de la Iglesia de El Espinar

Rondalla en el interior de la Iglesia de El Espinar

Desde hace ya cuatro años, el comienzo de la temporada de verano lo marca una nueva fiesta, Arte en la Plaza, un evento organizado por la Asociación de Turismo Rural Viajando por los Pueblos Negros, de la que nuestra casa rural Al Viento del Ocejón, forma parte. Cada edición nos trae, aparte de una muestra de artesanía, actuaciones variadas y buena música.

Candelaria

Candelaria

Somos pocos, casi todos propietarios de alojamientos rurales en la zona y habitantes fijos de la sierra, y una  empresa de actividades, Segontia Rural.

Nuestra pretensión consiste en que el turismo sea atractivo, no sólo para los que nos visitan sino también para nuestros vecinos, creando calidad turística e intercambio de experiencias, con buenos alojamientos y actividades muy trabajadas para conseguirlo.

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Siguiendo nuestro empeño, ya estamos pensando en el Arte en la Plaza del próximo año…..antes llegarán las actividades de otoño…..

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Trasmochos en la sierra del Ocejón. Vestigios del pasado

Cómo el hombre transforma la Naturaleza para su supervivencia.

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Los trasmochos son árboles que reciben este nombre por el tipo de poda que reciben. Ésta es muy severa, les corta la copa por arriba, trasmoche o desmoche,  así como una gran parte de las ramas importantes. De esta manera se forma un árbol de anchísimo tronco y enorme copa, por lo que también se llaman árboles de sesteo  ¿y quién sesteaba bajo su amplia copa?….pues el ganado, en especial los que venían de paso desde otras tierras, porque no olvidemos que en tiempos pasados por esta sierra transcurría una importante ruta de trashumancia hacia tierras extremeñas, que volvían a los aires frescos de la sierra en verano. La trashumancia tiene un origen muy antiguo, ya los visigodos la practicaban.

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La importancia de los trasmochos es mucha y en variados aspectos.

Por una parte, nos hablan del pasado, de otra forma de vida que no debemos olvidar, entre otras cosas, por la impronta que han dejado en la fisonomía de la tierra. Lo que vemos es un paisaje totalmente transformado por la mano del hombre, al igual que ocurre con el carboneo. Estos paisajes forman parte de nuestro Patrimonio cultural, además del natural.

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Los trasmochos, suponían la eliminación por tala de los árboles de alrededor hasta dejar ejemplares solitarios y dispersos, lo que facilita también el ensanchamiento de los troncos y copas. Esto creaba tierras de pasto y grandes árboles salpicando el paisaje.

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A su valor etnográfico, tenemos que añadir la importancia ecológica que tienen en la actualidad. Con el paso de los años, al convertirse en árboles centenarios, esos gruesos troncos se han ido abriendo hasta formar oquedades que sirven de refugio para aves, insectos y pequeños mamíferos como jinetas o garduñas. También albergan hongos y líquenes.

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Por si fuera poco,  hay que añadir un valor cultural a estos árboles, venerados por nuestros antepasados. Incluso ahora, en algunos lugares siguen teniendo el mismo grado de  devoción.  Llenos de leyendas, en sus huecos te puedes encontrar algún tipo de ofrenda a la Naturaleza encarnada en estos ancianos ejemplares.

Alrededor de nuestra casa Al Viento del Ocejón, nos vamos a encontrar con grandes robles centenarios aislados o en muy pequeños grupos que van a ser un aliciente más para disfrutar de nuestros paseos.

 

4 roble de mamá

Los robles trasmochados son un ejemplo del aprovechamiento del monte, además de su valor como árboles de sesteo, resultaban de gran importancia para los habitantes de estos pueblos. Las grandes podas se hacían cada 8 o 10 años. De ahí salían enormes cantidades de leña, fundamental para calentar los hogares de la sierra. Los troncos más rectos podían utilizarse para la construcción de las viviendas, aunque en este caso se buscaba más la madera de los robles que formaban masas boscosas.

Otra función muy significativa era el ramoneo para alimentar a los animales de los antiguos pobladores, fundamentalmente cabras. Los árboles con grandes troncos son muy productivos, regeneran muy rápido, echan muchísimas ramas tiernas que sirven de gran alimento para los animales. Como tenían cierta altura, eran los hombres, los que se subían al árbol y arrancaban estas ramas que lanzaban al suelo donde se encontraban los animales dispuestos a darse un festín.

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Existían distintos tipos de podas. Vamos a hablar de dos que podemos apreciar mientras paseamos por los alrededores.

Poda de horca y pendón. Consiste en dejar el tronco principal vertical y cortar todas las ramas menos una lateral. Esta rama se iba engrosando y alargando hasta formar prácticamente un árbol horizontal, perpendicular al principal. En ese tronco salían las ramas utilizadas para el ramoneo. Además esta rama sirve para equilibrar el árbol y que no lo derrumbe el viento, pues se deja en el sentido opuesto al viento más fuerte. Los robles con este tipo de poda tienen una forma muy original, aunque debido al abandono de esta práctica, resulta difícil distinguirlos.

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trasmocho con poda de horca y pendón

La poda en candelabro es más frecuente en nuestro territorio y más fácil de reconocer. Se dejan 3 o 4 ramas repartidas en el tronco, creando enormes copas. Este sería el caso del Roble Hueco de Campillo de Ranas, ¡todo un símbolo!

Porque ya hemos hablado de la importancia de estos árboles en las culturas ancestrales. Alguien me contó en una ocasión, no sé cuánto hay de cierto en esto, que hubo un tiempo en Campillo de Ranas, donde las mujeres llevaban a sus hijos recién nacidos y les metían la cabeza en la oquedad del centenario roble hueco para bendecirlos y atraer la fuerza de la Tierra representada por el magnífico árbol…..y dicen que al abandonar esa costumbre, esa oquedad se ha ido cerrando….una de las muchas leyendas que existen!!

Roble Hueco, en Campillo de Ranas

Roble Hueco, en Campillo de Ranas

Retomamos el papel ecológico de estos árboles, que hace que en muchas zonas, actualmente se estén haciendo estudios y se vuelva a la poda de trasmoche. Ya hemos dicho que debido al ensanchamiento de los troncos se producen grandes huecos que dan cobijo a algunos animales.

Hemos hablado de los insectos. Muy cerca de El Espinar hay un gran roble, al pasar junto a él, el sonido de las abejas zumbando nos llama la atención. Las abejas han hecho una colmena en su interior. Hacia mayo, cuando una colmena está ya muy fuerte, la reina tiene que salir con la mitad de las abejas para formar una nueva colmena, el tronco hueco de un viejo árbol parece un buen sitio para asentarse.

 

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En esta tierra de apicultores, los antiguos habitantes tenían un gran dominio del medio en el que vivían por cuestión de supervivencia. Pues bien, había una forma de sacar la miel de estas colmenas naturales de tronco. Prendían con fuego los excrementos de animales, especialmente de vacas y lo metían dentro del hueco, aprovechando la salida de las abejas para extraer la rica y nutritiva miel, una forma casera de la moderna apicultura.

Otro ejemplo es el uso como refugio de los modestos ratones de campo, con un importantísimo papel en el traslado y dispersión de las bellotas al esconderlas en lugares más o menos lejanos donde brotarán los nuevos árboles. Se ha comprobado que en esta función son más importantes que los arrendajos y otras aves.

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Estos árboles, testigos del pasado, están protegidos en algunas zonas, desgraciadamente no es nuestro caso. Se habla de volver a hacer trasmochos por su alto valor ecológico en las zonas donde no hay bosques cercanos. Aquí, en la zona de Campillo, el suelo se encuentra muy degradado y donde antes había bosques y después pastos, ahora crecen las jaras y  estos viejos árboles van desapareciendo.

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Algún día me gustaría que en Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara, como en cualquier otro sitio, pero ya que aquí es donde vivimos, pues como digo, me gustaría ver protegidos y con un panel explicativo, nuestros árboles singulares, como el Roble Hueco de Campillo de Ranas. Se merecen nuestro respeto y cuidado. Nos sirvieron en tiempos remotos,  y ahora sirven para preservar los ecosistemas y como símbolo de biodiversidad.

Roble Hueco

Roble Hueco. Detalle

 

Primavera y colores en la campiña de Guadalajara

 

Extensión de colza

Extensión de colza

Llega la primavera y con ella las lluvias tan esperadas.  En la sierra, ya notamos la cantidad de agua que llevan los arroyos y el verde……que con la lluvia va tomando color de ¡primavera!  fuerte y brillante. A estas alturas todavía vemos algo de nieve en los picos más altos del norte. Tímidamente encontramos alguna florecilla, pero por aquí todavía tendremos que esperar algunos días para la eclosión de colores y olores característicos de esta época.

 

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Extensión de colza

Bajamos un poco a piedemonte y enseguida comienza la campiña. Todo el mundo tiene una idea bucólica de la campiña inglesa, de los campos de lavanda de La Provenza o los viñedos de La Toscana. No pretendo hacer comparaciones, pero en primavera nosotros también disfrutamos del encanto de los campos cultivados.

 

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Os recomendamos que hagáis alguna parada en el camino a la sierra y os deis un paseo entre los campos de colza amarillos, mezclados con los verdes brillantes y los distintos ocres de la tierra, salpicados por almendros y cerezos que crean una gama de colores impresionante que producen la sensación de encontrarnos ante una pintura.

 

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Como no podía ser menos, el Ocejón, se eleva por encima del colorido paisaje, recordándonos que ahí está nuestra casa.

 

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Este es el momento, no dejéis pasar la oportunidad de disfrutar de nuestra campiña, porque Guadalajara es mucho más de lo que vemos al atravesarla por la autovía.

 

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Hoy 22 de abril es el Día de la Tierra, cuidemos de ella

                                                                                                                                                                       ¡Feliz día!